Un gitano sevillano
que llevaba parado 4 años, decide coger las naranjas amargas de los árboles de las
calles y venderlas como si fuesen "guachis dulces" de toda la vida.
Comenzó yendo un día
a la Macarena, otro a Nervión, otro a Triana y viendo su éxito, decidió seguir
con los pueblos cercanos.
Una mañana que se desplazó a un barrio humilde
del extrarradio, -mientras pregonaba a grito vivo las naranjas que vendía-, se le
acercan un padre con su hijo, y le pregunta el padre:
- ¿Están güenas las naranjas primo?
El gitano no se corta un pelo y le contesta:
- Están durses como el armiba primo.
El padre le vuelve a decir:
- Pues dale un gajito al niño pa que las pruebe. ¡Anda!
El gitano no se corta un pelo y le contesta:
- Están durses como el armiba primo.
El padre le vuelve a decir:
- Pues dale un gajito al niño pa que las pruebe. ¡Anda!
El gitano accede y
pelando una naranja, le ofrece un par de gajos al pequeño.
El niño se mete los gajos en la boca, los mastica, se le empieza a descomponer la cara, pone la cara arrugaíta del asco, se le empiezan a caer dos lagrimones como dos cubos de agua, se cruza de brazos, frunce el ceño y le dice el niño al gitano:
- ¡¡¡Primo… Me cago en tu puta madre!!!
El niño se mete los gajos en la boca, los mastica, se le empieza a descomponer la cara, pone la cara arrugaíta del asco, se le empiezan a caer dos lagrimones como dos cubos de agua, se cruza de brazos, frunce el ceño y le dice el niño al gitano:
- ¡¡¡Primo… Me cago en tu puta madre!!!
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