Una exuberante
rubia, de cuerpo escultural, enfundada en un sexy y escotado vestido blanco, que
dejaba ver todas sus bondades mas mundanas, y ajustado a su cuerpo, como si de
un guante se tratase. Decide entrar a misa, en la iglesia de su localidad
natal.
Al pasar
el umbral de la puerta de la iglesia, la detiene el cura encargado de dar la
misa y le dice:
- Hija,
no puedes entrar con ese escote tan amplio y vistoso, a escuchar misa en la
casa del señor.
- Pero,
padre… ¡Tengo el derecho divino para
entrar a misa!
- Y el
izquierdo para darle un mamazo hija, pero así… ¡No puedes entrar!
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