Dos amigas de 25 años de edad, deciden quedar un seis de Enero por la tarde, para contarse cuales han sido los regalos que les han traído por Reyes Magos.
Llegado el momento, una le cuenta nerviosa y con entusiasmo a la otra, que los Reyes Magos se equivocaron de regalo y le hicieron uno, totalmente diferente al que ella había pedido.
Abrumada por lo que va a contarle a la amiga le dice:
— Tía, y es que… “Cuando los Reyes Magos se equivocan de regalo” cualquier cosa puede pasar, te lo juro por Snoopy tía…
¡Gloria, no te lo vas a creer! Anoche tres hombres vestidos de Rey Mago entraron por la ventana de mi habitación. Eran tres hombres de ensueño, altos, musculosos, atractivos, vamos... los típicos Boys de discoteca y que toda mujer sueña con tener algún día entre sus brazos.
Primero se quitó la ropa Melchor y sin mediar palabra, se metió en la cama conmigo, me arrancó toda la ropa y me echo un polvo de ensueño. Como estaba dormida, pensé que era un sueño, así que no quería despertarme de un sueño tan agradable y seguí dejándome hacer.
Luego Gaspar, tomo el relevo de Melchor y sin apenas dejarme reponerme, me echo un polvo aún mejor que el anterior.
— Tía... ¿Te estás quedando conmigo? ¡No seas zorra! Que los Reyes Magos no existen. ¡Todo el mundo sabe que son los padres!
— ¡Que no, que no me quedo contigo! ¡Ahora viene lo
mejor! Cuando le llegó el turno a Baltasar y este se quitó la ropa, no puedes
imaginarte lo que tenía entre las piernas. ¡Era descomunal! ¡Jamás vi nada
igual! Como dicen en tauromaquia, era negra, zaina, con buen plante y le
llegaba por la rodilla.
Antes de que pudiera hacer o decir algo, se montó
sobre mí y me echó el mejor polvo que me han echado en toda mi vida. Mis gritos
de gozo y mis alaridos de un largo orgasmo, fueron ahogados con su mano en mi
boca para no despertar a los demás.
Por último, me cogieron entre los tres, me tiraron
al suelo sobre la alfombra de mi habitación y los tres a la vez, me
hicieron gozar como una perra en celo, del placer tan intenso que sentí, hasta
estuve a punto de desmayarme.
Cuando todo hubo acabado y se fueron, (saliendo por
la ventana como entraron), fui a la habitación de mi madre, donde esta
dormía placenteramente.
Exhausta pero agradecida, y un poco dolorida por el ajetreo sufrido; aún estaba jadeando de placer y cansancio, cuando le pude decir casi balbuceando a mi madre:
¡¡¡Mamá muchas gracias... a ti, y a los Divinos Señores Reyes Magos!!!
Eres mu divertido siempre me haces reir y sonreir gracias por compartir alegrias
ResponderEliminaren momentos de pandemia por doquier
Gracias a ti Mucha. Por pasarte a hacer la visita, dejar tu comentario y dejar tus risas en el blog. Es cierto que vivimos momentos difíciles en esta pandemia pero, siempre hay lugar para buscar un momento de alegría. Te mando un cordial saludo... 🙋♂️🙋♂️🙋♂️
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