Una
impresionante, pija y escultural rubia, saca -por motivos de trabajo- un
billete de avión en clase turista, para ir desde Madrid a Nueva York.
Después de
hacer el embarque del equipaje, se dirige a la puerta de embarque, para subir
al avión.
Una vez
dentro del mismo, comienza a mirar los asientos del avión, y tras ver los
asientos de primera clase, va, y se sienta en uno de ellos.
Cuando la
azafata comienza a revisar los billetes, llega a la rubia en cuestión y le
dice:
- Señorita...
¿Me enseña su billete, por favor?
La escultural
rubia, le da el billete a la azafata, y cuando esta lo ve, pone cara de asombro
y le dice:
- Perdone
señorita... Este billete es de clase turista, y estos asientos son de primera
clase. Usted no puede sentarse aquí, tiene que desplazarse a los de clase
turista.
La rubia se
amolda el cabello y le dice a la azafata:
- Mira, yo
soy una mujer rubia, esplendida, divina de la muerte y viajo a Nueva York. Me
ha gustado este asiento, y aquí me quedo, hasta que lleguemos a Nueva York.
¡¡¡Soy rubia,
y no me pienso mover de aquí!!!
La azafata
insiste y le vuelve a decir lo mismo que antes:
- Perdone
señorita... Le vuelvo a repetir, que este billete es de clase turista, y estos
asientos son de primera clase. Usted no puede sentarse aquí, tiene que
desplazarse a los de clase turista.
La rubia
vuelve a amoldarse el cabello y le dice a la azafata:
- Mira guapa,
te repito, que yo soy una mujer rubia, esplendida, divina de la muerte y viajo
a Nueva York. Me ha gustado este asiento de primera, sus vistas, y aquí me
quedo, hasta que lleguemos a Nueva York.
¡¡¡Soy rubia,
y no me pienso mover de aquí!!!
La azafata,
-que se ve impotente ante la señorita rubia- acude a cabina, para hablar con el
comandante de la nave.
Una vez allí
le dice a este:
- Comandante,
tenemos a una señorita rubia, con billete de turista y sentada en primera
clase. Le he dicho en dos ocasiones que se vaya a su asiento, y dice, que ella
es una mujer esplendida y que no se mueve de ahí; que ahí se queda, hasta que
lleguemos a Nueva York.
El copiloto,
que ha escuchado toda la conversación, le dice a la azafata:
- No te
preocupes Silvia, mi novia también es rubia, y se perfectamente cómo hay que
tratarlas.
El copiloto,
sale de la cabina, se dirige hasta donde está sentada la rubia, se agacha, le
susurra algo al oído, y automáticamente como si le hubiesen puesto un muelle,
esta salta, y se levanta diciendo:
- ¡¡¡Ahhhh
bueno... Si es así, ahora mismo me cambio!!!
La azafata,
-que no da crédito a lo que acaba de ver- le dice al copiloto:
- ¿Qué coño
le has dicho? ¿Por qué se ha levantado tan convencida y decidida? ¡¡¡Conmigo no
atendía a razones!!!
¡¡¡Solo sabia
decir...!!!
¡¡¡Soy rubia,
y no me pienso mover de aquí!!!
El copiloto,
-dándose importancia- le dice:
- Mira
Silvia... Le he dicho, que los asientos de primera, no paran en Nueva York, en
cambio, los de clase turista sí.
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