En
una importante Consejería de la Junta de Andalucía, el Jefe de Gabinete del Sr.
Consejero, decide cambiar la actual secretaria del mismo —a la cual le quedan
meses para jubilarse— por una escultural y joven rubia de 25 años, de voz dulce
y aterciopelada, de 1,80m de altura, con medidas de 90-60-90, pelo largo hasta
la cintura, piel tersa y suave, con unos andares sinuosos, que serían capaz de
embelesar y engatusar, al más casto y puro de los hombres de este mundo.
Cuando el Sr. Consejero, vio a su nueva secretaria sentada en la mesa justo antes de su despacho, pensó...
—
Si consiguiese convencer y engatusar a esta exuberante secretaria, para que mantuviese
relaciones sexuales conmigo en el despacho... ¿Eso que sería, trabajo o
placer?
Yo
pienso que sería trabajo, ya que las relaciones sexuales, las estaríamos
teniendo dentro del despacho. Aunque por otro lado, al estar disfrutando de
dichas relaciones, considero que podríamos admitir que es placer y no trabajo.
No
conforme con lo que acaba de determinar al respecto, decide preguntarle a su
jefe de gabinete, al cual le dice:
—
Paco, tengo una duda. Si yo mantuviese relaciones sexuales con mi nueva
secretaria en mi despacho... ¿Eso que sería, trabajo o placer?
Su Jefe de Gabinete —no sabiendo que contestarle—, le dice que mejor se lo preguntarán a su Jefe de Servicio, ya que este, está más acostumbrado a relacionarse con los trabajadores de la Consejería y por tanto, tendrá más conocimiento sobre como determinar si es trabajo o placer.
Se
marchan juntos al despacho del Jefe de Servicio y al llegar, le hacen la misma
pregunta...
—
Luis, tú como Jefe de Servicio y con la experiencia que acumulas, si yo mantuviese
relaciones sexuales con mi nueva secretaria en mi despacho... ¿Eso que
sería, trabajo o placer?
Su
Jefe de Servicio —no sabiendo que contestarle a ambos—, le dice que mejor se lo
preguntarán a su jefe de Sección, ya que este, está más acostumbrado a
relacionarse con los trabajadores de la Consejería y por tanto, tendrá más
conocimiento sobre como determinar si eso en cuestión, se consideraría trabajo o placer.
Se
marchan juntos a ver al Jefe de Sección y al llegar los tres al despacho del
Jefe de Sección, el Jefe de Servicio le dice a este...
—
Mira Andrés, tenemos una duda nosotros tres.
Si
el Sr. Consejero mantuviese relaciones sexuales con su nueva secretaria dentro
de su despacho... ¿Eso que sería, trabajo o placer?
Su
Jefe de Sección —no sabiendo que contestarle a los tres—, les dice que mejor se
lo preguntarán a su Jefe de Departamento, ya que este, está más acostumbrado a
relacionarse con los trabajadores de la Consejería y por tanto, tendrá más
conocimiento sobre como determinar si eso en cuestión, se consideraría trabajo o placer.
Se
marchan juntos a ver al Jefe de Departamento y al llegar los cuatro al despacho
del Jefe de Departamento, el Jefe de Sección le dice...
—
Mira Roberto, tenemos una duda los cuatro. A ver si eres capaz de solucionarla.
Si
el Sr. Consejero mantuviese relaciones sexuales con su nueva secretaria dentro
de su despacho... ¿Eso que sería, trabajo o placer?
El
Jefe de Departamento, mira al fondo de una oscura y lúgubre estancia, donde se
encuentra un auxiliar administrativo en una destartalada mesa enterrada en
papeles y les dice...
—
Vamos ahora mismo a preguntarle a José. Él es, quien está al tanto de los
expedientes que tenemos en curso y seguramente, conocerá mejor que nosotros,
toda la normativa que describe las relaciones de puesto de trabajo que existen
dentro de nuestra Consejería.
Los
cinco se dirigen a hablar con José y al llegar junto a su mesa, le pregunta el
Jefe de Departamento...
-
Mira José, tenemos una duda los cinco y queremos que si tú la sabes, nos la
resuelvas.
Si
el Sr. Consejero mantuviese relaciones sexuales con su nueva secretaria dentro
de su despacho... ¿Eso que sería, trabajo o placer?
José,
sin pensarlo un solo instante, les contesta con voz seria y cortante...
—
Eso sería placer.
Los
cinco se miran asombrados unos a otros y le preguntan al unísono...
—
Y tú José... ¿Cómo estás tan seguro de ello?
José
alza la cabeza para salir de entre los papeles que se amontonan en su mesa y
les dice...
—
Pues muy sencillo señores míos, porque si fuese trabajo, la tendría desnuda y
abierta de piernas aquí en mi mesa, —igual que todos estos expedientes—,
esperando a que yo hiciese el trabajo.
MORALEJA:
Esto
es España, uno trabajando y cinco pensando en cómo no trabajar...
Ja, ja, ja... desde luego una situación muy nuestra. Si es que somos únicos pensando en cualquier cosa menos en trabajar. Un abrazo!!
ResponderEliminarJejeje cierto David, somos únicos activando el intelecto para no currar lo que nos corresponde y delegar algo de trabajo en los demás. Un abrazo...
EliminarMenudos son los altos cargos y los jefazos de la consejería. Todo el trabajo, para el pobre auxiliar administrativo. Spain is diferents.
ResponderEliminarJejeje muy cierto, (amigo o amiga desconocid@). Espero que te hayas divertido con este relato, chiste, o como le quieras llamar. Feliz sábado...
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