La dulce agonía de un coito salvaje y desenfrenado

Durante una clase de moral y buenas costumbres sociales en una clase de 6º de primaria, la profesora le dice a sus alumnos:

— A ver Miguel, si fueras a cortejar a una joven de buena familia, muy bien educada, durante una cena con su familia  y tuvieras necesidad de ir al cuarto de aseo… ¿Qué les dirías para poder ausentarte?

— Espérenme un momento por favor, voy a echar una meadita y ahora regreso. 

— Eso, sería muy grosero y mal educado por tu parte. Tienes que ser más comedido en tus palabras.

A ver Juan, ¿cómo lo dirías tú?

— Perdón, pero tengo que ir a al baño. Vuelvo enseguida.

— Eso está mejor Juan, pero resulta desagradable decir que vas al baño, durante el transcurso de una comida.

A ver Jaimito, y tú… ¿Serías capaz de usar tu alto intelecto, —al menos por una vez—, para intentar mostrarnos tus buenos y distinguidos modales?

— Señorita, yo, para poder ausentarme de la mesa, les diría: “Queridos miembros de esta bonita familia, les pido perdón a todos por esta momentánea e inoportuna ausencia. Me siento con la necesidad de saludar y dar la mano, a un íntimo amigo de la infancia, que espero poder presentarle a su hija —en su máxima expresión—, justo después de que terminemos esta cena.

Cuando por fin, —tras pasar un largo momento de frenesí y movimientos sexuales de etapa preliminar—, juntemos nuestros cuerpos desnudos, sudados y repletos de fluidos sexuales, para poder sentir a continuación, la dulce agonía de un coito salvaje y desenfrenado, donde el clímax del orgasmo, nos deje totalmente agotados y exhaustos”.

¿Le parece socialmente correcto seño?

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