Son la última moda entre jóvenes y adolescentes, aseguran que su uso, mejora incluso el rendimiento deportivo, los venden como el remedio perfecto para dejar de fumar, pero lo cierto, es que los vapeadores o cigarrillos electrónicos, no son ni mucho menos tan inofensivos como nos los pintan o nos los quieren vender.
Su mecanismo es sencillo y de muy simple funcionamiento. Un dispositivo con una forma similar a la de un cigarrillo o una boquilla, libera vapor a través de la succión y el consiguiente calentamiento a 350 grados de un líquido formado por nicotina, propilenglicol, glicerina vegetal y sabores. Hasta ahí todo parece ir bien, pero los problemas surgen cuando las formas de su humo, adquieren formas descontroladas que nadie sabe a qué obedecen.
Ahora mismo os estaréis preguntando de que estoy hablando, pero en cuanto veáis la siguiente imagen, todas vuestras dudas quedaran resueltas.
Ahora mismo os estaréis preguntando de que estoy hablando, pero en cuanto veáis la siguiente imagen, todas vuestras dudas quedaran resueltas.
La imagen corresponde, al humo que expiramos al succionar vapor del: “vapeador endemoniado”.
Atentos a la siguiente imagen…
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