Un cliente
habitual, de uno de los mayores casinos del mundo, estaba sentado en el bar del
mismo, tomándose una copa. Se tomaba un Gin tonic, mientras descansaba de su
angustioso e infortunado día, -de apuestas fallidas- en la ruleta.
Al mirar
hacia el casino y dirigir su mirada hacia la ruleta, ve a un señor de mediana
edad, que hace una fuerte apuesta, gana, y se va.
El cliente,
picado por la suerte del señor que ha visto, sigue apostando su dinero en la
misma ruleta, pero sin suerte alguna.
Ese día se
marcha a casa, sintiéndose una vez más un desdichado jugador.
Al mes
siguiente, se vuelve a repetir la misma situación anterior. El mismo señor de
mediana edad, entra en el casino, hace una fuerte apuesta, gana de nuevo, y se
va.
El cliente,
picado de nuevo por la suerte del señor que ha visto, sigue apostando su dinero
en la ruleta, pero de nuevo sin suerte alguna.
También ese
día, se marcha a casa, sintiéndose un desdichado jugador.
Al mes
siguiente, se repite de nuevo la misma situación. Nuevamente el mismo señor de
mediana edad, hace una fuerte apuesta en la ruleta, gana de nuevo una
importante suma de dinero, y se va sin más.
Al mes
siguiente, (el cuarto mes consecutivo) se vuelve a repetir la misma situación
dentro del casino. El mismo señor de mediana edad, hace una fuerte apuesta de
dinero, vuelve a ganar de nuevo una importante suma, y se va del casino.
Cuando el
afortunado señor se dirige hacia la puerta, -con la intención de salir del
casino-, lo para intrigado el desdichado jugador y le dice:
- Mire usted,
llevo mucho tiempo observándolo a usted minuciosamente, durante estos últimos cuatro
meses que han pasado, no le he quitado ojo de encima.
Todos los días
que usted viene al casino, he visto, que llega usted a la mesa de la ruleta,
hace su apuesta, gana, y se va.
Vuelve usted
de nuevo a la mesa de la ruleta al mes siguiente, hace su apuesta, gana, y se
va.
Colega...
¡¡¡Así lleva usted los cuatro últimos meses!!!
¿Me podría
usted decir, como lo hace? ¿Tiene usted algún método matemático, o informático?
El afortunado
jugador de ruleta le contesta:
- Hombre, es
que yo tengo un truquillo personal, que no me falla nunca.
- Y...
¿Podría usted explicármelo señor? Es para que yo me recupere un poquito económicamente,
que estoy casi en la ruina oiga.
El señor
angustiado por la tristeza del desdichado jugador le dice:
- Mire, con
mucho gusto se lo explico amigo.
Yo, cuento
las veces que hago el amor al mes, con mi mujer.
Que lo hago
dieciocho veces... ¡¡¡Todo al dieciocho!!!
Que lo hago
quince veces... ¡¡¡Todo al quince!!!
Que lo hago
diez veces... ¡¡¡Todo al diez!!!
¡¡¡Y nunca me
falla oiga!!! ¡¡¡Este método es infalible!!!
El ilusionado
y agradecido jugador le contesta:
- Pues no te
vayas amigo, que voy a probar yo ¡¡¡Cojones!!!
Se dirige
hacia la mesa de la ruleta, y le dice al Croupier...
-
¡¡¡Caballero envío, los 30.000 euros que me quedan!!!
El Croupier
que ve los 30.000 euros en la mesa le dice:
- ¿A qué
número apuesta usted caballero?
El jugador
piensa durante unos segundos y le dice:
- ¡¡¡Al
uno!!!
El Croupier
gira la ruleta, dispara la bola en sentido contrario, y comienzan a dar vueltas
y vueltas, la ruleta y la bola.
Pasados unos
instantes, -interminables para el desafortunado apostante- se para la bola y
dice el Croupier...
- ¡¡El cero!!
¡¡La banca gana!!
El señor con
suerte en el juego -que le ha contado su sistema al apostante- le dice al desdichado
jugador:
-
¡¡¡Quillo!!!... ¿Qué te ha pasado cojones?... ¡¡¡Porque este sistema a mí,
nunca me ha fallado!!!
El desdichado
jugador, le dice acongojado y cabizbajo...
- ¡¡¡Su puta
madre!!! ¿Has visto tú, colega? ¡¡¡Eso me pasa por vacilar!!!
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