Dos exploradores, hacen una incursión por
las selvas amazónicas. Cuando llevan andados unos tres kilómetros selva
adentro, a uno de ellos se le descompone la barriga y le entran unas ganas
tremendas de hacer de vientre, por lo que se resguarda detrás de unos
matorrales para hacer sus necesidades. Transcurridos unos minutos, se escucha
un grito aterrador. Al explorador que hacía de vientre, le ha picado una
serpiente de coral en el pene, inoculándole su veneno.
JUAN- ¡Ahora mismo llamo Paco, tranquilízate!
¿Urgencias? ¡Si... a mi compañero le ha mordido una serpiente de coral en el pene!
¿Qué debo hacer ahora? ¿Realizo un torniquete, para que no fluya el veneno al
torrente sanguíneo?
DOCTOR- ¡¡No
por Dios!! ¡¡Eso es una locura!! Hágale usted un corte en la mordedura, chupe
fuertemente el veneno y después escúpalo. Es muy importante que lo escupa todo,
la serpiente de coral tiene un veneno muy potente y efectivo. Si
no actúa rápido, su amigo morirá.
JUAN- ¿Cómo? ¿Qué ha dicho usted doctor? ¿Podría
repetírmelo? No he entendido bien. ¡Repítame doctor!
DOCTOR- ¡Le repito! Serénese y haga usted
todo lo que le digo, realice un corte profundo en la mordedura, chupe
fuertemente el veneno y después escúpalo. ¡Rápido señor, es crucial el tiempo
transcurrido para salvar la vida de su amigo!
Paco con el pene inflamado y sangrando por
la mordedura, está muy alterado y nervioso. Preocupado y titubeante, le
pregunta a Juan.
PACO- ¿Qué te han dicho Juan? ¡Por dios! ¿Qué
te han dicho?
JUAN- Que te mueres Paco, que no hay
remedio; que te mueres.
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