Al golpear la pelota una de ellas, ve con horror, como la pelota se dirige directamente, hacia unos hombres que juegan junto al hoyo siguiente al que están ellas.
La pelota en su caída, golpea a uno de los
hombres, quien de inmediato, junta ambas manos llevándoselas a la entrepierna, y
cae al suelo rodando como si lo hubiesen fulminado, gimiendo dolorido por el golpe.
Las mujeres corren hasta donde está el
hombre, la culpable del pelotazo, dice preocupada por lo ocurrido:
SEÑORA- ¡Perdón señor! ¡Por favor, déjeme
ayudarle! Soy quiropráctica y fisioterapeuta experimentada, y sé como quitarle el dolor que siente, si usted
me lo permite.
SEÑOR GOLPEADO- ¡Ouch, que dolor tan
grande! ¡auuuugs, noooo! Estoy bien señora… el dolor se me pasara en unos
minutos, ya he recibido otros golpes antes, aunque ninguno fue como este.
Mientras, el señor, permanece en posición
fetal, tirado en el césped y quejándose del dolor.
La responsable del golpe insiste, hasta que
finalmente él, le permite que le preste la ayuda ofrecida. Ella gentilmente le
separa las manos y lo acuesta boca arriba a su lado, le desabrocha los
pantalones, pone sus manos dentro del mismo y comienza a masajearle la zona
inguinal suavemente.
SEÑORA- ¿Se siente bien señor? ¿Siente como
mejora el dolor con el masaje? Vera usted, como nota la mejoría con estos
masajes que le estoy dando, pronto le pasará el dolor.
SEÑOR GOLPEADO- La verdad señooora... ¡Me
siento fantásticamente bien con sus masaaaajes!
Pero... el dedo índice me sigue doliendo a rabiar del golpe.
Ja, Ja, Ja, Ja.
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