En el Palacio
de Congresos de Sevilla, se celebra la feria del caballo como cada año. Allí
estaban dos criadores de caballos sementales, comentando las incidencias que
tenían en la ganadería, con respecto a la procreación y cría de los mismos.
Muy
preocupado, uno le dice al otro:
- Antonio,
estoy muy preocupado. Estoy muy preocupado porque... Los caballos sementales,
últimamente no me cubren a las yeguas, no sé qué demonios les pasará.
El otro le
contesta:
- Bueno
Pedro, esa maldita desgana también las tenían los míos, pero... Yo fui a un
veterinario que conozco, y me preparo un jarabe para mis caballos sementales,
que terminó siendo “Mano de Santo”.
Por las
mañanas -en el agua de los abrevaderos-, yo les echaba el jarabe a los caballos
sementales un día tras otro, y a las dos semanas de tratamiento, terminaron
cubriéndome perfectamente a las yeguas, “tres o cuatro veces al día”.
Pedro
entonces, le pregunta:
- Antonio,
y... ¿Cuál es la marca del jarabe ese para caballos sementales? ¿Cómo se llama?
Antonio le
contesta:
- Pedro, la
marca no te la puedo decir, porque no la sé. Pero te digo, que tiene un sabor a
menta fortísimo, que se te agarra a la garganta y casi no te deja respirar.
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