Señoría… no
quiero que se culpe a nadie de mi muerte. Me quité la vida porque, dos días mas
que hubiese vivido, habría sido para mí un martirio psicológico insoportable.
Tuve la
desgracia, de casarme con una mujer viuda, y esta, tenía una hermosa hija.
Mi padre,
-para mayor desgracia mía- era viudo, y terminó enamorándose y casándose, con
la hija de mi mujer.
Ahí, fue
donde comenzó todo mi calvario.
Después de
este suceso, mi mujer, era suegra de su suegro. Mi hijastra se convirtió en mi
madrastra y mi padre al mismo tiempo... ¡¡¡Era mi yerno!!!
Al poco
tiempo, mi mujer trajo al mundo un niño que, como era hermano de mi madrastra, también
era cuñado de mi padre, nieto de su hermana ¡¡¡Y mi tío!!!
Pasado un tiempo,
mi madrastra -hija de mi mujer- trajo al mundo a una niña que era mi hermana y
a la vez era nieta de mi mujer; de manera que: ¡¡¡Yo era abuelo de mi
hermana!!!
Mi mujer era
nuera de su hija, yo en cambio, soy padrastro de mi madrastra, y mi padre y su
mujer, son mis hijastros, mi hijo es mi biznieto y además “tío de su tía”.
Para más
INRI... ¡¡¡Yo soy mi propio abuelo!!!
¡¡¡NO AGUANTO
MÁS!!!
Me despido de
este mundo cruel, porque no sé quien mierda soy yo, y de repente, me he dado
cuenta de que si mi peculiar familia sigue creciendo, voy a terminar emparentándome
políticamente, con alguno de los familiares de algún político corrupto español,
o... con Urdangarín...
¡Y eso, no
hay humano que lo resista!
Adiós mundo
cruel.
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