El Circo
Mundial con objeto de las fiestas del Carnaval, hace su llegada a la Villa de
Madrid.
En esta ocasión, trae un número de control y doma de cocodrilos, que es
estremecedor para el público asistente. En su primera sesión, -la de
inauguración- el plato fuerte del número circense, llega cuando el domador de
cocodrilos, da unos toques con su mano derecha, en la cabeza del cocodrilo
mayor que hay en el escenario.
Entonces, el
cocodrilo, abre su grandiosa y dentada boca, y el domador, le pone su gran
miembro genital, -que más que un miembro, era una familia al completo- dentro
de las fauces del gran saurio.
El animal permanece con la boca abierta sin
cerrarla, hasta que el domador, retira su gran miembro del interior de la misma.
Posteriormente,
el domador mira al público asistente, y con tono desafiante les dice en voz
alta:
- ¿Hay
alguien entre el público, que se atreva a hacer lo mismo?
Una viejecita
de avanzada edad, se levanta de la tercera fila de asientos y dice:
- ¡¡Yo me
atrevo señor domador!! Pero... no sé si voy a poder abrir la boca, tanto como
ese gran cocodrilo.
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