En pleno mes de enero y con la bajada de
temperaturas que estamos sufriendo, -después de mucho tiempo-, dos pulgas
amigas, se encuentran un día paseando
sobre el lomo de un perro.
Al encontrase, se demuestran la alegría
de haberse vuelto a ver, después de tanto tiempo sin saber la una de la otra, y
entablan, una breve conversación entre pulgas.
- ¡Oye tía cuanto tiempo sin verte! ¿Cómo
te va la vida? Te veo con muy mala cara... ¿Y esos mocos que se te caen?
- Pues... no sé si me va bien, o mal.
Resulta que hace tiempo, me instale a vivir en el bigote de un motorista -uno
de estos que van en Harley Davidson- y estoy pasando un frío de cojones. Ya no
se qué hacer, voy a morir congelada si esto sigue así.
- ¡No me digas tía... mira que eres torpe!
Tú lo que tienes que hacer, es buscar y acomodarte, en el cálido chocho de una
tía, y verás, que calentita y cómoda vas a estar todo el día.
Pasada una semana se encuentran de nuevo,
y vuelven a preguntarse mutuamente por cómo les va a cada una.
- ¿Cómo te va? Te sigo viendo muy
desmejorada y con muy mala cara, y el moqueo, veo que no se te ha quitado. ¿No
hiciste lo que te dije?
- ¡¡Sí!! ¡Sí que lo hice! Busqué y me
acomodé en el chocho calentito de una tía pero... a los cinco o diez minutos de
haberme instalado, -no sé explicarte como-, estaba de nuevo en el bigote del
puto motorista.
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